Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

II Macabeos 8, 5-33

5 Macabeo, con su tropa organizada, fue ya invencible para los
gentiles, al haberse cambiado en misericordia la cólera del Señor.

6 Llegando de improviso, incendiaba ciudades y pueblos; después de
ocupar las posiciones estratégicas, causaba al enemigo grandes pérdidas.

7 Prefería la noche como aliada para tales incursiones. La fama de su
valor se extendía por todas partes.

8 Al ver Filipo que este hombre progesaba paulatinamente y que sus
éxitos eran cada día más frecuentes, escribió a Tolomeo, estratega de
Celesiria y Fenicia para que viniese en ayuda de los intereses del rey.

9 Este designó enseguida a Nicanor, hijo de Patroclo, uno de sus
primeros amigos, y le envió al frente de no menos de 20.000 hombres de
todas las naciones para exterminar la raza entera de Judea. Puso a su lado a
Gorgias, general con experiencia en lides guerreras.

10 Nicanor intentaba, por su parte, saldar con la venta de prisioneros
judíos, el tributo de 2.000 talentos que el rey debía a los romanos.

11 Pronto envió a las ciudades marítimas una invitación para que
vinieran a comprar esclavos judíos, prometiendo entregar noventa esclavos
por un talento sin esperarse el castigo del Todopoderoso que estaba a punto
de caer sobre él.

12 Llegó a Judas la noticia de la expedición de Nicanor. Cuando
comunicó a los que le acompañaban que el ejército se acercaba,

13 los cobardes y desconfiados de la justicia divina, comenzaron a
escaparse y alejarse del lugar;


14 los demás vendían todo lo que les quedaba, y pedían al mismo
tiempo al Señor que librara a los que el impío Nicanor tenía vendidos aun
ante de haberse enfrentado.

15 Si no por ellos, sí por las alianzas con sus padres y porque
invocaban en su favor el venerable y majestuoso Nombre.

16 Después de reunir a los suyos, en número de 6.000, el Macabeo les
exhortaba a no dejarse amedrentar por los enemigos y a no temer a
la
muchedumbre de gentiles que injustamente venían contra ellos, sino a
combatir con valor,

17 teniendo a la vista el ultraje que inicuamente habían inferido al
Lugar Santo, los suplicios infligidos a la ciudad y la abolición de
las
instituciones ancestrales.

18 «Ellos, les dijo, confían en sus armas y en su audacia; pero
nosotros tenemos nuestra confianza puesta en Dios Todopoderoso, que
puede abatir con un gesto a los que vienen contra nosotros y al
mundo
entero.»

19 Les enumeró los auxilios dispensados a sus antecesores,
especialmente frente a Senaquerib, cuando perecieron 185.000,

20 y el recibido en Babilonia, en la batalla contra los gálatas, cuando
entraron en acción todos los 8.000 judíos junto a los 4.000 macedonios, y
cuando los macedonios se hallaban en apuros, los 8.000 derrotaron a
120.000, gracias al auxilio que les llegó del cielo, y se hicieron con un gran
botín.

21 Después de haberlos enardecido con estas palabras y de haberlos
dispuesto a morir por las leyes y por la patria, dividió el ejército en cuatro
cuerpos.

22 Puso a sus hermanos, Simón, José y Jonatán, al frente de cada
cuerpo, dejando a las órdenes de cada uno 1.500 hombres.

23 Además mandó a Esdrías que leyera el libro sagrado; luego, dando
como consigna «Auxilio de Dios», él mismo al frente del primer cuerpo
trabó combate con Nicanor.

24 Al ponerse el Todopoderoso de su parte en la lucha, dieron muerte
a más de 9.000 enemigos, hirieron y mutilaron a la mayor parte del ejército
de Nicanor, y a todos los demás los pusieron en fuga.

25 Se apoderaron del dinero de los que habían venido a comprarlos.
Después de haberlos perseguido bastante tiempo, se volvieron, obligados
por la hora,

26 pues era víspera del sábado, y por esta causa no continuaron en su
persecución.

27 Una vez que hubieron amontonado las armas y recogido los
despojos de los enemigos, comenzaron la celebración del
sábado,


desbordándose en bendiciones y alabanzas al Señor que en aquel día
les
había salvado, estableciendo el comienzo de su misericordia.

28 Al acabar el sábado, dieron una parte del botín a los que habían
sufrido la persecución, así como a las viudas y huérfanos; ellos y sus hijos
se repartieron el resto.

29 Hecho esto, en rogativa pública rogaron al Señor misericordioso
que se reconciliara del todo con sus siervos.

30 En su combate con las tropas de Timoteo y Báquides, mataron a
éstos más de 20.000 hombres, se adueñaron por completo de altas fortalezas
y dividieron el inmenso botín en partes iguales, una para ellos y otra para
los que habían sufrido la persecución, los huérfanos y las viudas, así como
para los ancianos.

31 Con todo cuidado reunieron las armas capturadas en lugares
convenientes y llevaron a Jerusalén el resto de los despojos.

32 Mataron al filarca de la escolta de Timoteo, hombre muy impío
que había causado mucho pesar a los judíos.

33 Mientras celebraban la victoria en su patria, quemaron a los que
habían incendiado los portones sagrados, así como a Calístenes, que estaban
refugiados en una misma casita, y que recibieron así la merecida paga de su
impiedad.